El noble oficio de reparar y controlar el tiempo: Los primeros talleres y relojerías de Grand Bourg


Por Prof. Jorge P. Colmán

La historia de la relojería abarca miles de años, desde los relojes de sol y agua, que datan de hace 3.500 años, hasta los sofisticados relojes mecánicos y electrónicos actuales, integrados con tecnología digital. Medir y controlar el tiempo ha sido una necesidad humana fundamental, que no solo impulsó avances técnicos, sino que también despertó la imaginación y simbolizó el poder. Los relojes mecánicos, surgidos en la Edad Media, revolucionaron la percepción del tiempo, integrándose en la vida cotidiana, desde los grandes relojes de edificios públicos hasta los pequeños relojes de pulsera. La relojería suiza, con marcas como Tissot, Longines y Rolex, marcó un hito en la industria, aunque enfrentó desafíos de competidores globales, como los relojes japoneses de Seiko o los electrónicos de Casio en el siglo XX.

En pequeños pueblos como Grand Bourg, en el corazón de Malvinas Argentinas, la relojería fue un desafío técnico y artesanal en sus primeros años. En una localidad sin electricidad generalizada ni baterías modernas, los relojeros no solo reparaban relojes, sino que se convertían en verdaderos artesanos, combinando destreza manual con creatividad. Los talleres y las relojerías, a menudo ubicados en las arterias principales como la Avenida El Callao o la Avenida San Martín, eran espacios de encuentro comunitario, donde los vecinos confiaban sus preciados relojes mecánicos a estos maestros del tiempo.

Gracias a las memorias de Claudio Cháves, nuestro informante calificado, conocemos el legado de su padre, Juan Cháves, y otros pioneros que marcaron la historia de la relojería en Grand Bourg. Estos relatos, junto con los recuerdos de la comunidad, nos invitan a reconstruir esta historia colectiva.

Las primeras relojerías y talleres de Grand Bourg

•  Relojería “Ideal”: Ubicada en la Avenida Grand Bourg (hoy Avenida Presidente Arturo Illia), es una de las primeras relojerías documentadas en la localidad. Aunque los datos son escasos, su nombre sugiere un establecimiento emblemático, probablemente un punto de referencia para los vecinos en los años 60 o 70, cuando Grand Bourg comenzaba a consolidarse como un centro residencial tras loteos como el del Barrio Devoto (1968).


•  Taller de Relojería de Juan Cháves: Juan Cháves, padre de Claudio, fue un relojero destacado que trabajaba para varias relojerías de la zona. Su taller, inicialmente en su domicilio, para luego poner la relojería en los años 72/73 en Francisco Seguí (entre San Martín y Ricardo Rojas), luego a Avenida El Callao, trasladándose luego a la intersección de Avenida San Martín y El Callao, cerca de la estación del Ferrocarril Belgrano Norte, un punto neurálgico de la localidad. Juan Cháves llegó a adquirir una de las relojerías de sus predecesores, consolidándose como un referente local. Su trabajo artesanal, reparando relojes mecánicos de cuerda, refleja la importancia de este oficio en una época sin tecnología digital.

•  Relojería “Gerard”: Situada cerca del Destacamento Policial de Grand Bourg, esta relojería era un punto de venta y reparación en los años de formación de la localidad. Su ubicación estratégica, probablemente en la Avenida San Martín, la convertía en un lugar accesible para los vecinos.

•  Relojería “Tiki Tiki Room”: Propiedad de Raúl Nievas, estaba ubicada en la esquina de Avenida Grand Bourg y Juan Francisco Seguí, junto a un bar, lo que la hacía un punto de encuentro social. Fue sucedida por su hijo, Alejandro Nievas, quien continuó el legado familiar. El nombre “Tiki Tiki Room” evoca un estilo peculiar, posiblemente inspirado en la cultura pop de los 60 o 70, como los bares temáticos de la época.

•  Relojería “Maciel”: Localizada en la Avenida San Martín, cerca del Destacamento Policial, esta relojería era otro pilar de la actividad relojera en Grand Bourg. Su proximidad a “Gerar” sugiere una concentración de comercios en esta avenida, que era el corazón comercial de la localidad en los años 60 y 70.

Contexto histórico y social

En los años 60 y 70, Grand Bourg era una localidad en plena expansión dentro del entonces partido de General Sarmiento (hoy Malvinas Argentinas). Los loteos, como el del Barrio Devoto en 1968, impulsados por inmobiliarias como Lorenzo Ezcurra Medrano, atrajeron a familias de clase media que buscaban construir sus hogares cerca del Ferrocarril Belgrano Norte, una arteria clave para la conexión con Buenos Aires. En este contexto, las relojerías no solo ofrecían servicios técnicos, sino que también eran símbolos de prestigio, ya que poseer un reloj mecánico era un signo de estatus. Los relojeros, como Juan Cháves, trabajaban con herramientas manuales, reparando mecanismos complejos sin la ayuda de tecnología moderna, lo que refleja el espíritu comunitario de los años 70/80.

Un llamado a la comunidad

La historia de las relojerías de Grand Bourg es un testimonio del ingenio y la dedicación de estos artesanos del tiempo. 

¿Conociste a Juan Cháves, Raúl Nievas o las relojerías “Ideal”, “Gerard” o “Maciel”? ¿Recuerdas alguna anécdota de estos talleres o el tic-tac de un reloj que marcó tu infancia en Grand Bourg? ¡Compartí tus memorias para seguir construyendo esta historia!

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