Grand Bourg, antes Primero de Mayo: una aproximación histórica a un nombre signado por el contexto político y social


Por Jorge P. Colmán. 
La imposición y discusión del nombre de la estación Grand Bourg no está documentada formalmente, pero sí está signada por un contexto histórico, político y social a nivel nacional. Se pasó de “Apeadero km 36” a “Primero de Mayo”, un nombre que reivindicaba a toda la clase trabajadora, más allá de los límites del apeadero, y que seguramente incomodaba a una dictadura que se había impuesto mediante bombardeos, fusilamientos y la persecución del peronismo y toda su simbología.

Para interpretar esta disputa de sentido, debemos analizar el contexto político y social que atravesaba el país hacia 1949. Quedarnos solo con la narración cronológica de los hechos nos impide generar verdadera conciencia sobre por qué se impuso ese nombre.

Propongo tres ejes históricos y políticos como elementos de análisis para comprender la decisión del gobierno nacional en aquella etapa:

a) Centenario de la muerte del General José de San Martín (1950)
b) La Revolución Fusiladora, persecución del peronismo y su impronta cultural y política (1955)
c) La democracia atenuada y la búsqueda de acuerdos que no incomodaran ni a la dictadura saliente ni al peronismo proscripto


La ola sanmartiniana

El año 1950 fue declarado por el gobierno de Juan Domingo Perón como el “Año del Libertador General San Martín”, con motivo del centenario de la muerte del prócer. Fue un año cargado de actos y homenajes en todo el país, exaltando la figura y el rol de San Martín en la historia nacional y americana.

La memoria popular, social y educativa se reforzó a través de la enseñanza de la historia, películas del cine nacional y manuales escolares, así como con estatuas en plazas de todas las provincias. El peronismo, con su impronta emancipadora, reivindicó a San Martín como liberador de pueblos, alineándose con la mirada del revisionismo histórico. Por otro lado, sectores más conservadores lo exaltaban como el “Padre de la Patria”, más cercano al relato mitrista.

Ese año se le otorgó el nombre de “Libertador General San Martín” a una ciudad en Jujuy, y en Buenos Aires se renombró la avenida del Libertador, que nace en la plaza homónima en Retiro. Todas las instituciones públicas, sindicatos y empresas del Estado se sumaron a la conmemoración.

Para el presidente Perón, San Martín era una figura clave de la historia argentina; como profesor en la Escuela Superior de Guerra, había estudiado su figura y escrito sobre su campaña libertadora. En la iconografía del peronismo surgida desde el 17 de octubre de 1945, Perón buscó posicionarse como continuador de su legado emancipador y suramericano.

El cierre de los actos se realizó en Mendoza, tierra ligada profundamente a San Martín y la liberación de Chile y Perú. Allí se celebró el Congreso Nacional de Historia del Libertador y, en el Cerro de la Gloria, ante una multitud, se interpretó la “Cantata sanmartiniana”, con música de Julio Perceval y letra de Leopoldo Marechal, donde se lo menciona como “obrero de la espada”, marcando un giro simbólico: de “santo” a “obrero”, un acento de clase propio de la revolución peronista (1).


La Revolución Fusiladora y la persecución al movimiento obrero

Antes del golpe militar de 1955, la Marina bombardeó Plaza de Mayo. Este acto cobarde terminó con la vida de cientos de ciudadanos. Fue el inicio de la reacción oligárquica que buscaba eliminar los derechos conquistados en la Constitución de 1949. Tras el golpe vinieron los fusilamientos en los basurales de José León Suárez, sobre militares y civiles que intentaban restablecer el orden democrático.

Le siguió el Decreto-Ley 4161/1956, que prohibía toda simbología peronista. Esta norma formó parte de la política de “desperonización” del régimen militar, y afectó desde la bandera y la marcha partidaria hasta cualquier alusión a Perón o Evita.

El decreto se mantuvo durante el gobierno de Arturo Frondizi (1958) y solo fue parcialmente modificado por la Ley 14.444, que permitía su uso en el ámbito privado, pero lo prohibía en el público. Aunque Frondizi llegó con votos peronistas, el peronismo seguía sin representación institucional real.


Estación Primero de Mayo

No se conocen con certeza los motivos que llevaron al gobierno militar a nombrar “Primero de Mayo” a la estación, pero el análisis del contexto permite algunas conjeturas fundadas. El 1° de mayo, Día Internacional del Trabajador, remite a la lucha obrera iniciada por los mártires de Chicago en 1886. En Argentina, esa fecha tenía una fuerte carga simbólica, sobre todo durante el peronismo, que había hecho del trabajador su figura central.

Pese a la proscripción del peronismo tras el golpe de 1955, su legado seguía vivo, especialmente en el conurbano bonaerense. Nombrar la estación como “Primero de Mayo” en 1956 puede entenderse como un gesto hacia esa clase trabajadora, sin comprometer directamente al gobierno militar con el peronismo, debido a su carácter internacional.

Durante el breve gobierno de Lonardi (septiembre-noviembre de 1955), hubo intentos de conciliación con sectores peronistas, lo que pudo haber facilitado el uso de un nombre con carga obrera. El gobierno militar vio con buenos ojos la aparición de un "Peronismo sin Perón", al estar este en el exilio. También pudo influir la presión de los sindicatos ferroviarios, aún con fuerza en el período.

El nombramiento fue realizado por la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA), entonces bajo el Ministerio de Transportes y, desde 1956, bajo Obras Públicas. Es posible que haya sido propuesto por autoridades regionales del Ferrocarril Belgrano o por dirigentes locales del partido de General Sarmiento.


El cambio de nombre: de Primero de Mayo a Grand Bourg (1959)

En 1958 asume la presidencia Arturo Frondizi, con apoyo del peronismo a través del pacto con Perón en el exilio. Aunque el movimiento seguía proscripto, el nuevo gobierno buscó despolitizar ciertos ámbitos y retomar una simbología más “neutral”.

Así, el nombre “Grand Bourg” resultaba coherente con una agenda de unidad nacional y modernización, sin confrontar directamente con el peronismo. Además, respondía a la necesidad de consolidar la identidad territorial en una zona en urbanización creciente. El nuevo nombre recuperaba la figura de San Martín, alineándose con la toponimia sanmartiniana de la región (como Pablo Nogués, con calles de batallas e íconos de la gesta libertadora).


Estación Grand Bourg

En 1959, la administración ferroviaria dependía del Ministerio de Obras Públicas (2), a cargo de los Ferrocarriles Argentinos. Si bien no hay documentación sobre las autoridades específicas del Ferrocarril Belgrano, se sabe que las decisiones se tomaban desde una estructura jerárquica centralizada.

El nombre “Grand Bourg” rinde homenaje al poblado francés donde San Martín vivió durante casi 15 años de su exilio. Allí, en las afueras de París, el prócer pasó sus últimos años en una finca junto al Sena, dedicado a su familia y su jardín.

La conexión simbólica también se refleja en la Plaza Grand Bourg de Palermo Chico (CABA), donde funciona el Instituto Nacional Sanmartiniano, en una réplica de su casa francesa.

Es probable que autoridades locales del partido de General Sarmiento hayan influido en la elección del nombre. En ese momento, el gobierno municipal estaba a cargo de un comisionado, Carlos Alberto Dasso (UCRI), entre el 1° de mayo de 1958 y el 11 de abril de 1962 (3).

La localidad fue posteriormente declarada ciudad mediante la Ley Provincial N.º 10.366, sancionada el 28 de noviembre de 1985 y promulgada el 9 de diciembre del mismo año por el gobernador Alejandro Armendáriz. La ley no define el nombre “Grand Bourg”, pero lo reconoce como el ya vigente en la estación ferroviaria.


Fuentes:

(1) Archivo General de la Nación
(2) A cargo de Alberto Constantini (1958–1961)
(3) Unión Cívica Radical Intransigente

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