La primer sodería de Grand Bourg

Un poco de historia de la soda

Por Jorge Colmán. La historia de la soda esta atada a la salud y comienza en los  manantiales. La moda empieza en Europa por una obsesión por los beneficios para la salud de los baños en esas fuentes naturales de agua. 

Había distintos tipos de soda de acuerdo a la afección, el agua ácida solía recomendarse para problemas como la acidez, indigestión o, incluso, la gota. A su vez, la de Seltz se tomaba, por su agradable sabor y por sus propiedades médicas, para bajar la fiebre, tratar dolencias estomacales o alteraciones nerviosas y hasta el escorbuto.

El embotellado fue uno de los inconvenientes, fue entonces cuando apareció el doctor Joseph Priestle que dio solución al problema inventando el agua carbonatada allá por 1767. En 1783 Jean Jacob Schweppe, perfeccionara las ideas de Priestley y Lavoisier para desarrollar su fabricación industrial y, más tarde, elaborar una bebida carbonatada con sabor y con quinina conocida como “tónica”.

La industrialización de la soda llevo a Torbem Bergman a fabricar una máquina especial que hacía agua carbonatada a partir de sulfato de calcio y ácido sulfúrico. Esta máquina fue la que facilitó todo eso de embotellar y producir en masa las gaseosas, a la bebida resultante se lo comenzó a llamar "soda".

Durante la Segunda Guerra Mundial la soda cobro impulso, cuando los soldados de ambos bandos bebían refrescos de cola para levantar la moral. La mejora en la capacidad de distribución de los fabricantes hizo que, al terminar el conflicto, el consumo se extendiera a numerosos países.

La soda en la Argentina

El consumo de soda en la Argentina llega alrededor de 1860 con la fábrica de licores y soda que fundó Domingo Marticorena, establecimiento que al poco tiempo vendió a los hermanos Inchauspe. Ellos fueron los primeros en comercializarla de forma masiva.

La Argentina era considerada uno de los países bebedores de soda, además de Italia e Inglaterra. “A partir de la década del 30 la soda se convirtió en un clásico nacional. Los fabricantes se dieron cuenta de que el sabor había pegado, cosa que no pasó en otros lugares del mundo”, asegura Luis Taube, director del Museo de la Soda y creador del Club del Sifón.

César Drago, representante del mítico sifón automático de diseño futurista, cuenta que “el uso de la soda se popularizó rápidamente” y que “la diferencia estaba en el color de los envases, ya que los rosados y azules eran para las clases altas y los verdes para las más bajas” Pero llegaron los años 90 y partir de entonces, los sifones de vidrio dejaron de fabricarse.

La soda fue la bebida que acompañó los aperitivos en coquetas reuniones, pero también acompañaba los domingos de asado haciendo burbujas con el vino. Los niños y las señoras tendrán la posibilidad de mezclarlos con jugo o tomarlo simplemente frio.

La soda en Grand Bourg

La soda es uno de los productos codiciados en los primeros años del nacimiento de Grand Bourg. Solucionada la provisión de agua (hasta el día de la fecha el centro de la ciudad no cuenta con agua corriente).

En los primeros años de vida en Grand Bourg no había electricidad, así que la primer sodería del lugar tuvo que utilizar un motor a explosión interna para industrializar la producción de soda, que a principios de la década del ´60 se electrificó.

Fueron dos socios los que compraron y electrificaron su producción, la soda llevaba orgullosa la leyenda de "La primera de Grand Bourg" con las siglas "PAI-JET Iriondo y Torres". Eran Pedro Alberto Iriondo y Jorge Ernesto Torres los que llevaron con su carro tirado a caballos, los cajones de soda a los barrios que comenzaban a crecer en la localidad.

La fábrica estaba en la calle Lautaro (hoy Yermoli) a unos 30 metros de la rotonda y El Callao. Luego vinieron otras empresas "Los Pirineos" que contaba con el "control y calidad CIMES" que tentaban a las señoras "Próximamente soda Los Pirineos, le brindará una nueva y ventajosa oferta para su economía familiar, comprando un cajón de soda, mas 30 centavos, recibirá un plato playo de primera calidad marca DURAX".

Las empresas locales tenían los pesados envase de vidrio para pasar luego a los de plástico retornable o descartable. Además, aprovecharon el boom del agua mineral para incorporar los bidones que se utilizan tanto hogares y oficinas, agregando a su oferta la producción de jugos y gaseosas de segunda línea. 

Colaboró en esta nota Gustavo Torres y Natalia Nuñez

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